Alejandro Corujeira
(Buenos Aires, 1961)Con Alejandro Corujeira nos encontramos con una práctica artística tan sutil como evocadora que invita al espectador al placer de la contemplación. Corujeira tiene un quehacer pausado, algo que ciertamente imbuye a todas y cada una de sus piezas, y que de alguna forma nos lleva a apreciar su obra de una forma más consciente y receptiva. Se intuye además que tras las pinceladas, los grafismos y los valores cromáticos que componen su vocabulario se esconde un poso que trasciende la propia disciplina de la pintura y echa raíces en otras expresiones artísticas como pueden ser la poesía o la música. Se deriva entonces que su práctica artística no es tanto un ejercicio de formalismo plástico sino que lo que se plantea es mucho más complejo y profundo superando con creces la unidimensionalidad del lienzo. Lejos de cualquier forma de espiritualidad concreta el poder evocativo de sus pinturas y la contundencia de las formas geométricas representadas nos generan una sensación atemporal que apunta hacia un presente remoto.